domingo, 20 de noviembre de 2011

La novela “1984” tiene muchos puntos en común con el handball

Este libro, escrito por el inglés George Orwell en 1948, describe lo que supuestamente iba a ser el mundo en el año 1984. Un planeta donde estaban impuestos los regimenes totalitarios. Cuenta, principalmente, como iba a ser esta dictadura en Oceanía. Pero no era la Oceanía que todos hoy conocemos, sino que ese continente en realidad estaba comprendido por el Reino Unido, por toda América y Oceanía y por el sur de África. Es decir, que había una clara dominación sobre los dos continentes restantes, obviamente, también ficticios: Eurasia y Estasia.

Esa dominación sucede también en el handball. Europa fue y es superior a América, a Asia y ni que hablar si se lo compara con África u Oceanía. Siempre estuvo mejor que los demás en cuanto al nivel de los dirigentes, conocimientos de los entrenadores, calidad técnica de los jugadores, infraestructura, materiales para el entrenamiento y comodidades. En fin, en Europa todos los países son profesionales, salvo en el Reino Unido que no le dan importancia a este deporte. En cambio, sólo por poner un ejemplo, Brasil es la única nación de América en la cual a los jugadores les pagan por jugar. Igualmente, lo que ganan es inferior a lo que les pueden ofrecer en clubes del antiguo continente. El reciente país sudamericano mencionado, Argentina y Corea del Sur son los únicos tres equipos que les pueden llegar a ganar, o al menos realizarles un partido peleado, a los conjuntos europeos.

También hubo una supremacía de Yugoslavia justamente en 1984. En los Juegos Olímpicos de ese año en Los Ángeles, la selección masculina y femenina de esa república consiguió la medalla de oro. Los hombres le ganaron en la final a Alemania Occidental por 18-17 mientras que las mujeres obtuvieron el primer lugar en el único grupo que había en esta rama con los cinco partidos ganados. Luego, en 1986, el seleccionado de los varones obtuvo el mundial de Suiza.

Croacia, Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Eslovenia y Macedonia son las seis naciones que componen hoy en día a la ex Yugoslavia. Pero nunca se desmanteló la pasión ni el talento del handball en esa región. Para los croatas, el balonmano es el deporte número uno y tienen al mejor jugador en la historia mundial de este deporte según la I.H.F. en 2010 : Ivano Balic. A los montenegrinos les queda el gran consuelo de que el mejor jugador del mundo en 1989 e inolvidable capitán del victorioso seleccionado yugoslavo anteriormente mencionado, Veselin Vujovic, es considerado hoy en día nacido en Montenegro debido a las divisiones territoriales que hubo en la antigua nación.

En la novela 1984, el “gran hermano” era quien vigilaba a todos los habitantes del continente que a su vez estaban obligados a integrarse al Partido Único. Por eso, en la tapa dice: “is watching you”, en castellano: “te está mirando”. Además de controlarlos, tenía el completo poder sobre estas personas para hacerlos pensar todo lo que sea conveniente para la causa. Desde el 2000 hay una persona que tiene el poder sobre el balonmano mundial: el presidente egipcio de la Federación Internacional de Handball, Hassán Moustafá. Justamente, el 11 de noviembre se conoció la noticia de que el actual mandatario está siendo investigado por abusar de su autoridad y dominación. Es decir, por soborno y corrupción relacionado con los derechos de transmición televisivos otorgados por Moustafá en 2007. 11 años de presidencia llenos de dudas sobre su honestidad.

Anteriormente al egipcio estuvo en las oficinas de la I.H.F. el austriaco Erwin Lanc, quien casualmente, o causalmente, asumió en 1984. Sólo el primer presidente tuvo un único período en el poder: el sueco Gosta Bjorg, de 1946 a 1950. El resto estuvieron bastantes ciclos más: 21 años del suizo Hans Baumann de 1950 a 1971, 13 años del sueco Paul Hogberg de 1971 a 1984 y 26 años del ya mencionado Lanc de 1984 a 2000. Demasiado tiempo que se asemeja con la dictadura narrada en el libro.

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