Era el once de diciembre de 2006. Se jugaba una de las semifinales masculinas de los Juegos Asiáticos de Doha, como decir los Juegos Panamericanos en América. El local Qatar se enfrentaba a la mejor Selección de handball de ese continente: Corea del Sur. El último conjunto mencionado obtuvo en siete ocasiones este torneo, participó en nueve mundiales y el resultado más importante fue la medalla de plata obtenida en los Juegos Olímpicos de 1988 en sus propias tierras: Seúl. Mientras que los qataríes nunca fueron campeones de Asia, nunca participaron en un juego olímpico y sólo jugaron tres mundiales. Obviamente, con estas estadísticas, no hay que decir quien era el claro favorito para acceder a la final.
Pero la lógica no se cumplió. Pero no fue por un factor del juego, sea porque los coreanos no hayan tenido un buen día o porque haya sido el gran partido en la historia de Qatar. Sino que fue porque los árbitros de ese encuentro estuvieron evidentemente comprados por los locales y hasta ese soborno se lo llegó a relacionar directamente con el presidente de la Federación Internacional de Handball: el egipcio Hassán Moustafá. Fue tan así, que el mandatario fue investigado por este hecho tan aberrante y notorio.
Fueron situaciones tan obvias como cobrarles a los coreanos que pisaban línea estando un metro antes de ella. Por eso, luego comenzaron a lanzar los contraataques desde los nueve y hasta doce metros. O como cobrar faltas en ataque cuando ni siquiera se estaban camiseteando. O excluir a orientales por tomas totalmente normales como agarrar a un contrario de frente. Mientras que los de camiseta blanca con vivos marrones pegaban codazos en las caras de sus rivales y los jueces implementaban la famosa acción que realizan los árbitros de fútbol: el "siga, siga". Increíble y vergonzoso pero real.
A veces, un gesto vale más que mil palabras. En este caso, como los relatores de los videos que se verán a continuación hablan en coreano, una risa vale más que mil palabras porque lógicamente no se entiende lo que dicen. Una risa irónica y de indignación emitieron los periodistas en la segunda filmación ya que no podían creer lo que estaban viendo. Preparen sus retinas para observar uno de los mayores robos handbolísticos de la historia. Ah, y Qatar le ganó este encuentro a Corea del sur, como no podía ser de otra manera, por 40-28. Pero luego, en la final, de alguna forma se hizo justicia porque los locales perdieron contra Kuwait por 24-27 y se tuvieron que conformar con el segundo puesto.
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