La atacante de la foto es argelina, Souad Titou, pero sin embargo no viste ninguna de las prendas usadas por la mujer de camiseta roja. Notablemente, ambas no tienen el mismo nivel de religiosidad o de costumbres. Porque a veces también esto excede a las creencias y se trasnforma en un tema de hábitos en la vida cotidiana ya que las mujeres muzulmanes no pueden mostrar su cuerpo y deben estar tapadas. Obviamente, la handbolista de la Selección de Argelia no piensa de esta manera, o al menos en su país la religión no es tan estricta o importante como en Jordania.
Supongamos que el día de mañana uno de estos conjuntos islámicos femeninos se clasifica a un Mundial o a un juego olímpico, ¿la Federación Internacional de Handball dejaría que las mujeres con estos ideales jueguen con velos en sus cabezas? Tal vez sí porque el presidente de esta entidad, Hassán Moustafá, es egipcio y mantiene las mismas doctrinas que las damas de las imágenes. Pero si nos basamos en otros deportes, como el fútbol, este año a la Selección de Irán no se la dejó disputar un partido por el concepto recién mencionado.
Otro ejemplo: las personas que idolatran a Alá rezan cinco veces al día en horarios estipulados y no importa lo que estén haciendo en ese momento. Todo un país o una ciudad se paraliza por unos minutos. Imagínense que las handbolístas se pongan a orar en el medio de un partido, ¿cómo se tomarían esta acción las rivales, los espectadores y principalmente los dirigentes?. El Corán, que es como la Biblia en el cristianismo, contiene leyes "divinas" para los muzulmanes y no puede ser modificado. Por ese motivo, es muy probable que las autoridades del handball árabe, y hasta las mismas jugadoras, nunca acepten disputar un encuentro sin esas condiciones. Para pensar, o mejor dicho, para imaginar.